Desarrollo sustentable y saberes ancestrales
La crisis ambiental y energética que atraviesa el mundo amenaza la paz, la biodiversidad y la vida misma de una gran parte de la población. Ante este escenario, el camino hacia la sustentabilidad depende en gran medida de nuevas formas de generar energía. Es por esto que el pasado 5 de julio se realizó el primer consejo interministerial del Comité de Desarrollo de la Industria de Hidrógeno Verde, instancia que contó con la presencia del Presidente Gabriel Boric, quien enfatizó la importancia de tener una mirada de largo plazo para Chile, en beneficio de un desarrollo integral que incluya a los territorios y sus comunidades.
Este comité instaló una serie de mesas de trabajo para abordar una estrategia para la transición hacia energías renovables con una mirada multidisciplinar, que considere junto a los aspectos técnicos, científicos y comerciales, visiones relacionadas con la mitigación de impactos ambientales y de bienestar humano.
En este sentido, un elemento crucial para el éxito de este y otros grandes proyectos de nuevas industrias está en el reconocimiento de diversos pueblos y comunidades que conviven en nuestro territorio, con cosmovisiones y culturas muy ligadas a la conservación de la naturaleza y su estrecha relación con el buen vivir. Entre los conocimientos sociales, que se basan en la experiencia y la reflexión colectiva, están los saberes ancestrales que durante miles de años han acumulado generaciones en permanente vínculo con la naturaleza, de los cuales se debe escuchar y aprender.
Hace un par de semanas visitamos la Región de La Araucanía para participar de una serie de actividades, donde además de reunirnos con autoridades regionales y atender las inquietudes de quienes viven en este territorio, tuvimos la oportunidad de conversar con sabios y sabias tradicionales, académicos y profesionales mapuche para conocer más sobre su cosmovisión, sus saberes ancestrales, experiencias sociales e historia, para luego intercambiar puntos de vista respecto a cómo podemos integrar estos saberes en el trabajo que realiza nuestro ministerio.
Por cierto, en aquellas instancias las comunidades también nos manifestaron la enorme importancia que para ellas tienen los principios contenidos en la nueva propuesta constitucional, dónde dice que el Estado "reconoce y garantiza, conforme a la Constitución, el derecho de los pueblos y naciones indígenas a sus tierras, territorios y recursos", y, agrega en otra disposición, que las "ciencias y tecnologías, sus aplicaciones y procesos investigativos deben desarrollarse según los principios bioéticos de solidaridad, cooperación, responsabilidad y con pleno respeto a la dignidad humana, la sintiencia de los animales y los derechos de la naturaleza".
Sin duda, la nueva industria del hidrógeno verde en nuestro país constituye un proyecto que abre enormes oportunidades de desarrollo, ya que combina nuestras ventajas como laboratorio natural -óptimas para generar energía eólica y solar que le dan sustento- con la experiencia acumulada en el país en temas de energías renovables, además del interés de inversión internacional reflejado en múltiples programas piloto y la especialización de nuestras investigadoras e investigadores.
Pero, independiente de las fuentes de poder que se implementen para la transición energética, debemos tener muy claro que la captura tecnológica, la formación de recursos humanos y el desarrollo de industrias asociadas debe considerar desde un principio la opinión de las comunidades locales y pueblos originarios para discutir, diseñar y asegurar un impacto territorial positivo. En la investigación transdisciplinaria, que articula las ciencias, disciplinas y saberes y su relación con las comunidades, existe una oportunidad de armonizar crecimiento y sustentabilidad.
Desde el Gobierno creemos en el diálogo como una herramienta para encontrarnos, entendernos y reconocernos, en un país donde habitan muchos pueblos y donde el conocimiento debe estar al servicio de toda su gente y sus territorios. Es por esto que en el nuevo modelo de desarrollo al que apuntamos, el respeto y reconocimiento de los pueblos originarios y sus saberes juega un papel fundamental.
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