Un diario público en la agenda democrática
Demos vuelta la página. Porque la cada vez más probable desaparición del diario La Nación, producto de una decisión política de la Derecha que nos gobierna hasta marzo del 2014, nos impone una tarea más en este complicado panorama de las comunicaciones y de la información:
Acojamos la propuesta del Colegio de Periodistas de Chile de instalar un periódico con estatuto legal de medio público, igual que TVN, para garantizar en la industria de la prensa escrita e impresa el pluralismo informativo y el derecho a la información de los ciudadanos.
No estamos descalificando a priori la información de los medios impresos correspondientes al duopolio EL Mercurio - Copesa, sino que estamos tomando precauciones a posteriori, pensando en coyunturas en las cuales el trabajo profesional de estos conglomerados sucumbe ante la tentación ideológica del minuto. Ya ha pasado antes y en varias ocasiones.
La creación de un diario público con estatuto especial debe estar circunscrita en una tarea nacional de nuevo cuño: la de construir junto a la ciudadanía, las empresas, los sindicatos, los profesionales, los académicos y los parlamentarios, una Nueva Ley General de Comunicaciones Sociales, que ponga fin a la dispersión de normas que sólo responden a intereses corporativos y económicos, que sitúe los derechos ciudadanos en su articulado principal, siguiendo el mandato de las Convenciones y Tratados internacionales que Chile ha suscrito.
El caso a caso y la atomización de las normas legales sobre la Prensa, los medios y la Información y la falta de empoderamiento de la ciudadanía en sus derechos informativos han pasado a ser los obstáculos antidemocráticos más importantes a superar en el actual momento que vive Chile en el ámbito de las comunicaciones.
De esta manera podremos apreciar el panorama completo de este mundo variopinto que nos muestra las radios comunitarias, la Televisión Digital, los medios tradicionales, los medios digitales y las redes sociales y el ajustado y correcto desempeño de la profesión de informar, puesta al servicio del crecimiento humano y del bien común de los chilenos.
No para controlarlo ni para dominarlo. Todo lo contrario: para inhibir cualquier intento grupal de establecer formas de dominio sobre la audiencia.
Favorezcamos responsablemente la libre circulación de la información y el empoderamiento ciudadano de esta importante dimensión de nuestra vida social, las comunicaciones.
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