Competitividad política, económica y social

En este mundo que le gusta hacer competir a unos y otros,  en el cual  desde los 80’ se ha instalado en el discurso y la acción de la sociedad la competitividad como un valor integral para el desarrollo, hemos visto en los últimos días como los medios de comunicación informan desde la competitividad  el trabajo realizado por el Gobierno de Piñera y el Gobierno de Bachelet.

¿Y cómo lo hacen? Revisando los datos disponibles de diversas instituciones internacionales más allá de la ONU, que miden diferentes tipos de desarrollo en los países, estableciendo índices que permiten mediciones cuantitativas para elaborar rankings de mejor o peor desempeño en cuanto a la consolidación de políticas sociales y económicas que permitan  la competencia nacional e internacional con el fin de mejorar el desarrollo humano.

Si leemos el resumen que presentó Emol  en la edición del día 24 de agosto, nos enteramos que el Índice de Competitividad Global con Bachelet no sólo se mantuvo, hoy lidera la región latinoamericana. En el ranking empresarial mundial subió un puesto durante este gobierno.

En otro informe de Competitividad Mundial sube la eficiencia del gobierno y la eficiencia de negocios. En el índice de Paz, Chile es catalogado como el país más pacífico de la Región y 24 en un universo de 163 países.

En la medición internacional de innovación, no sólo mantuvo el puesto 46 entre 128 naciones, pasó a ocupar el primer lugar a nivel latinoamericano.

En el desarrollo del emprendimiento y prosperidad económica, Chile subió al lugar 18 entre 132 naciones del mundo. En la medición de Corrupción y transparencia Internacional del lugar 22 bajó al lugar 25, siendo superado por Uruguay en la región latinoamericana.

En facilidad para hacer negocios medido por el Banco Mundial cayó 20 puestos. Bajó además en los índices de libertad económica, medido por la Fundación Heritage. El índice de Desarrollo Humano de Chile indica que subió dos lugares siendo 38 a nivel mundial.

Las cifras nos hablan de  aptitudes, eficacia, eficiencia y efectividad para mantener y liderar en el escenario mundial, regional y nacional una forma de gobernar que considera todas las variables económicas, políticas y sociales desde una perspectiva respetuosa de la diversidad y consciente de los conflictos sociales en el país y en el mundo.

Las debilidades políticas que conocemos, los hechos de corrupción que nos han violentado, los intereses espúreos que provocan malestar social son algunos de los factores que no han permitido mejorar  en todas las áreas medibles  a nivel internacional. Y eso es responsabilidad de toda la sociedad, no del  gobierno de turno.

La pos verdad se hace cargo de desbaratar los hechos, en este caso las cifras que demuestran el buen trabajo desempeñado por Bachelet y su gobierno. ¿No nos sorprende el malestar vociferante de algunas personas cruzadas por una campaña política presidencial en desarrollo?

Me llama la atención la virulencia, las críticas destempladas, el desamor y la falta de respeto de los “comentarios políticos” y de las personas que amparadas  en las redes sociales crean un lenguaje obsceno y violento para desacreditar a los representantes del pueblo de nuestro país.

No es propio de países que buscan un mejor desarrollo integral desentenderse de la política y su competitividad para lograr mejores resultados de bienestar para todos y todas, todo lo contrario, las personas debemos sumarnos  y participar para elegir los proyectos que representen la reformulación institucional, los distintos modos de comportamiento social y la nueva cultura ciudadana que la sociedad comunicacional de hoy requiere.

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