La interpelación del humor

Aquí estamos atentos a los humoristas de un festival, del cual muchos reniegan pero igual miran de reojo, humoristas que generan algo de interés o morbo dependiendo de si son masacrados públicamente (cosa mucho más tenue ahora que en otras épocas) o si logran sobrevivir saliendo victoriosos, de un escenario que a ratos pasa a ser un patíbulo.

Que el humor se tome el debate generando una legítima polémica, en lo personal no me produce mayores reparos, más bien siento atractivo mirar desde una perspectiva diferente, alejado de fáciles caricaturas y reduccionismos.

En su sentido positivo, tiene cierto grado de valor y coraje el enfrentar públicamente a los que muchas veces actúan impunemente, mencionarlos con sus nombres, por sus actos reprochables y recibir la “condena efectiva” siendo objeto de burlas o sarcasmos. Cosas que se esperaría de algunas instituciones, que funcionan pero muy tenuemente o sin responder suficientemente a las expectativas.  

La vocería que realizan, se plasma en distintos escenarios y medios, planteando los temas que son interesantes para la comunidad, muy diferentes de los alejados y pauteados temas de la elite. Y viéndolo de cierta forma esta vocería tiende a canalizar  la necesidad de espacios muy necesarios, pero falentes hasta el día de hoy.

Si nos preguntamos, ¿cuántos de los que leen esta publicación, pueden plantear un reproche a un superior o a alguna  autoridad, sin tener el temor de algún tipo de represalia? Si su respuesta es no, mayor valor adquiere la tribuna comunicacional de los humoristas.Además lo que plantean simplemente refleja la realidad actual

En sus diversas argumentaciones y formas, el hecho de plantear lo descrito anteriormente, con la respectiva cuota de humor, constituye una sinergia para la realización de una catarsis, nada más y nada menos.

Sin duda hay aspectos que pulir en algunos casos puntuales, tales como: las formas, los juicios prematuros, la discriminación, la xenofobia o machismo por mencionar algunos. Y que debemos ser claros y enfáticos en rechazarlos.

Con las diversas perspectivas, igual es destacable el arte de hacer reír con cosas que nos deberían hacer llorar. Y sería interesante algo de autocrítica por parte de los que son aludidos, ¿quizás deberían estar más receptivos a las señales?

En buena hora, la interpelación del humor.

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