La izquierda hizo la campaña de Kast

Cuando Kast inició su camino hacia la Presidencia, éste era de ripio, muy sinuoso, lleno de baches. Pero la izquierda y la centroizquierda se encargaron, con mucho esmero, de pavimentarle el camino y hacérselo muy grato. Kast hoy tiene mucho que agradecerles.

Esto ya lo anticipábamos en la columna de octubre pasado denominada "Un Bolsonaro para Chile": ¿Qué pasó con la izquierda y la centroizquierda que habían arrasado en el plebiscito y en la Constituyente?

Si miramos la votación de Boric desde las primarias a ahora, podemos concluir que su campaña sólo encantó a sus convencidos de Apruebo Dignidad y apenas consiguió 63.920 votos nuevos. ¡Nada más!

Boric obtuvo 1.814.809 votos en esta primera vuelta, mientras que las primarias de Apruebo Dignidad, en su conjunto, obtuvieron 1.750.889. En definitiva, toda la campaña de primera vuelta sirvió de muy poco.

En el tiempo transcurrido entre las primarias y la primera vuelta sucedieron muchos hechos políticos que marcaron este estancamiento y la ascensión de Kast. El agravamiento de la crisis de La Araucanía, la celebración del segundo aniversario del 18 de octubre, la acusación constitucional contra Piñera, el retiro del cuarto 10%. El polémico avance de la nueva Constitución. Entre los más relevantes.

La conducta de la izquierda y la centroizquierda, que siempre fue ambigua frente a la violencia, hoy trató de hacerse más dura, sin embargo, fue muy evidente que sólo tenía un objetivo electoral, por lo tanto, no era muy creíble. Más aún, no abandonaron la ley de indulto ni fueron más claros frente a su objetivo. En la celebración del segundo año del 18-O quedó nuevamente en evidencia la falta de compromiso real por terminar con la violencia, venga de donde venga.

Al respecto les invito a leer la columna de fecha 3 de noviembre: La acusación constitucional, que se sabía desde el comienzo el final que tendría, sin duda violenta a un país que ve como el Congreso se quiere transformar solo en un espacio testimonial a costa de innumerables leyes sociales que son urgentes para la vida cotidiana de la población. Como muestra, hay una ley de pensiones que transformaría hoy la realidad de muchos chilenos. Allí está esperando el sueño de los justos, mientras los parlamentarios y los presidenciales Boric y Provoste discuten un cuarto 10% que no ayuda en nada a los más necesitados, sino que por el contrario los afectará muy directamente con el efecto inflacionario.

O sea, no sólo no le dan, sino que le quitan. Todo esto contra la opinión de los economistas serios de todos los sectores, pero con un claro y un demasiado evidente interés electoralista. El viejo fin que justifica los medios. Solo se salva la senadora Goic que dio un tremendo testimonio de coherencia.

Por su parte, algunos constituyentes de izquierda y centroizquierda también hacen su aporte para pavimentar el camino. Por un lado, con la caída estrepitosa de la Lista del Pueblo por disputas, fraude electoral y la vergonzosa mentira de Rodrigo Rojas Vade. A ello hay que agregar declaraciones poco felices, posiciones extremas y refundacionales en variados temas de un puñado de constituyentes que influyen al final en la imagen global de la misma, acompañado de una alta cuota de soberbia y falta de autocrítica.

Vale aquí recordar la declaración de Fernando Atria sobre la justificación de la violencia del primer 18 de octubre y el rechazo a la del último 18 de octubre. Una antología a la inconsistencia e incoherencia de un gran constitucionalista que no se molesta en reconocer mejor su error.

Karina Oliva ayudó también a que el Frente Amplio hiciera su aporte. La candidata que más cuestionaba los abusos y el aprovechamiento de la política, cae en lo mismo que cuestiona. Mirar la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio, al final siempre es muy repudiado en política. Nuevamente la soberbia y el mesianismo la hicieron caer en su propia trampa.

Parece paradójico que quienes dicen escuchar y representar al pueblo organizado estén tan distante de sus reales intereses y necesidades. La gran sorpresa de esta elección, sin duda alguna, fue Franco Parisi, con su tercer lugar y cerca de 900.000 votos. Un candidato que no viene al país, que tiene demandas y una muy delicada de alimentos. Aquí nuevamente la izquierda y centroizquierda no son capaces de darse cuenta de que el tema de la migración es una demanda grave para la zona norte.

Una demanda de la que no se hacen ecos y solo se limitan a un "buenismo", sin enfrentar los temas de fondo. Ésta fue una importante bandera de lucha de Parisi, como también su cuestionamiento a las izquierdas y las derechas. En definitiva, es también un voto de castigo a la política representada por los partidos tradicionales que quedaron mas que magullados.

Lo que viene

Ambos candidatos irán a la caza de los sectores de centro. Sin embargo, no bastarán declaraciones o buenas intenciones, sino compromisos programáticos y de equipos concretos. Es posible que el que gane sea el que tenga la mayor disposición a poner su programa a disposición de los votantes de centro.

Esté dispuesto a hacer precisas modificaciones, incorporar nuevas propuestas y establecer acuerdos de gobernabilidad. Es también la gran oportunidad para Boric, que el poder del PC se diluya con el ingreso de nuevas fuerzas de centroizquierda.

Porque al final, el país quiere cambios profundos, pero con sensatez, con diálogo, con respeto de los otros, sin avasallamiento, sin mesianismos, sin extremismo. En un espíritu fraterno y por el bien de la casa común; nuestro querido Chile.

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