En reiteradas oportunidades he señalado que el clima exacerbado en la sociedad chilena y muy especialmente en la política, comienza con un lenguaje agresivo y descalificador. Ello se responde en el mismo tenor para que la opinión pública no piense que “el callar otorga”.
Hoy, ha aparecido otro tipo de respuestas, tal vez más peligrosa porque puede paralizar el trabajo del Ejecutivo y Legislativo a límites que sabemos por dónde comienza pero no dónde terminará. 60 años en el Partido me permiten señalar que ya pasamos por estos episodios y la gente más joven olvida lo sucedido entre esos 15 0 20 años de Dictadura dolorosa y patológica por la violencia insensata e innecesaria.
También hoy han aparecido otras respuestas, la revancha para negar el ingreso de miembros del ofensor a la institucionalidad ofendida y la contra respuesta del ofensor para respaldar los exabruptos especialmente cuando estamos en un régimen tan descompasadamente presidencialista o con partidos políticos con autoridades tan mayoritariamente autoritarios donde se busca vencer más que convencer.
Lamentablemente la vieja y siempre actual de las frases de la guerra civil española es hoy una triste discusión y réplica cuando el famoso general Millan Astral - llamado el General de la Muerte, porque además era manco y cojo- arrasó la Universidad de Salamanca, el Rector Miguel de Unamuno le dijo: “venceréis , pero no convenceréis”. Miguel de Unamuno pasó a la historia. Millan Astray nadie lo recuerda.
Para terminar estas líneas debo agregar un nuevo elemento. Es que ahora se trata de explicar lo inexplicable, (como dice el dicho el que explica se complica)
En mis años de política activa conocí todos las triquiñuelas, sinónimos, antónimos y cuantas líneas permite la riqueza de nuestro idioma, pero ¿qué quiso decir la Ministra o vocera, sin caer en una oxímoronia al agredir de esa manera a un Partido decente, sin señalar datos concretos? Razón tienen sus dirigentes de responder como lo han hecho y nadie creerá en confesar retractaciones o ¿por qué un presidente desprecia a un miembro de su Partido como resabio de viejos autoritarismo.
Sabemos que un Partido no va a morir porque se renuncia un diputado, pero sí se puede desprestigiar gravemente si entre sus militantes se acaba la fraternidad que no es más que respeto humanizado.
A pesar de todo veo con fe en el futuro nuestra Democracia y el progresismo político.
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