Renán Fuentealba, vida al servicio de la democracia

Qué merecidos todos los homenajes a Renán Fuentealba Moena, en cuanto su trayectoria humana, profesional y cristiana. Sin duda un ejemplo para nuestra generación que fue testigo de su capacidad política, de su aporte al proceso de transición democrática que vivió nuestro país, ello es un legado invaluable dentro de nuestra historia republicana.

Nuestra Región de Coquimbo conoció de cerca su contribución al desarrollo como intendente. Cargo desde donde continuó su aporte como diputado por entre 1957 y 1965, en dos períodos consecutivos. Además de ser regidor de Illapel, donde también fue profesor del liceo de la misma ciudad.

Fueron 104 años de vida marcados por su "compromiso de servicio público", como él decía. Ese sentido de deber cívico, de creer en el poder de la organización social, fue el que marcó la diferencia. Un líder al que hacer valer sus opiniones le significó el exilio.

"En la medida que más chilenos y chilenas voten, más democrática va a ser la Constitución", esa fue siempre su convicción, expresada al participar del último plebiscito que buscó una Convención Constituyente, y cuánto hizo al respecto, convocando y movilizando para avanzar hacia el bien común. Sí, su rol en el Plebiscito del 88, su acción, para llegar a esa instancia, fue clave.

Colaborando en la conformación de la coalición de partidos de centro-izquierda que buscaba una salida institucional al régimen militar. Precisamente este pasado 5 de octubre como Senado dedicamos un homenaje a su compromiso y consecuencia, tan significativas siempre. Su criterio político, social y humano, que realmente enorgullece a quienes nos hemos dedicado al servicio público, contribuyó a sacar adelante el plebiscito de 1988, y con el triunfo del NO, ganarle al dictador, e iniciar un proceso de mayor equidad tan necesario.

Hoy algunas generaciones jóvenes dicen que aquí no se ha hecho nada o se ha hecho mal. Cuando uno habla de ese paso hacia recuperar la democracia, quienes tuvimos la oportunidad de trabajar para sacar adelante este proceso, reconocemos el valor de la democracia, de la libertad, del respecto al valor de las personas, la dignidad de cada chileno y por supuesto, entender la importancia de la unidad y diálogo. Todos principios que defendió.

Casi coincidente a esa fecha del plebiscito del 88 partió un fiel representante del trabajo con la unidad que se requiere, ese compromiso de lograr para todos espacios de participación. Nuestro país vive días en que observamos atentos el trabajo sin precedente de una Convención Constitucional, donde se construye la propuesta de un marco que nos cobije a todos. No entender que este país debemos construirlo de forma participativa es faltarle el respeto a la memoria histórica y a los procesos de mejoras, ese espíritu fue el que marcó la vida política de Renán Fuentealba.

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