Con sorpresa y decepción vemos como las acciones unilaterales del gobierno argentino de Alberto Fernández, continúan avanzando persistentemente con el objeto consolidar sus intereses soberanos en el Mar Austral y la Antártica, en desmedro de los intereses chilenos en el sector.
Recientemente tomamos conocimiento de la aprobación por el Senado argentino de un proyecto de ley que fija un nuevo límite exterior de la plataforma continental argentina. Su autor intelectual, el ex canciller y senador Jorge Taiana declaró que esta expansión es de una “enorme repercusión económica, política y estratégica”.
Esta estrategia de expansión territorial, promovida principalmente por los gobiernos kirchneristas, viene desarrollándose desde hace 20 años, ante la pasividad e ingenuidad de los gobiernos chilenos.
Las primeras campañas oceanográficas argentinas comenzaron allá por el año 1996, mientras que la presentación ante la Comisión de Límites de la CONVEMAR se concretó el año 2009.
Es así como el gobierno argentino agrega ahora una serie de iniciativas de ley que, aunque unilaterales e inoponibles nuestro país, van estableciendo precedentes y pretenden debilitar la delimitación marítima entre ambos países (“definitiva e inconmovible”) establecida en el Tratado de Paz y Amistad de 1984.
Por su parte, ante la ausencia de una estrategia clara, nuestra Cancillería se ha limitado a reaccionar a través de notas diplomáticas, cuyos alcances y efectividad solo el tiempo dirá. Aunque necesarias, la diplomacia moderna ya no descansa puramente en notas diplomáticas como en antaño. Hoy se necesita mucho más que eso para ganar una eventual contienda limítrofe, incluyendo una estrategia política y comunicacional.
Mientras nuestro país enfrentaba a Perú y Bolivia en juicios ante la Corte de La Haya, nuestros vecinos avanzaban sin mayor resistencia o cuestionamiento de sus pares chilenos. Aunque no es el momento de exigir explicaciones ni responsabilidades, ya llegará el momento en que deberán responderse algunas interrogantes. ¿Porqué nuestros gobiernos desatendieron la ofensiva argentina?
¿Porqué no se priorizaron los estudios científicos y oceanográficos en el Mar Austral, concentrándose en Isla de Pascua (donde no habían riesgos asociados), entre otras.
La actual Cancillería, consciente de los atrasos y descuidos, se encuentra trabajando para recuperar parte del tiempo perdido. Sin embargo, aún quedan algunos aspectos por aclarar de cara a la opinión pública.
A saber, cuál será la estrategia chilena; porqué no se crea una Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental; cómo van los estudios científicos y oceanográficos chilenos en la zona; cuándo se presentará la solicitud chilena ante la Comisión de Límites de la CONVEMAR; cómo va la implementación de la unidad especializada de la Cancillería para litigios internacionales, entre otras.
Se amerita la conformación de un comité ejecutivo multidisciplinario para llevar a adelante las acciones y medidas nacionales. Hay que pensar que, en último término, hay altas probabilidades de una contienda judicial con nuestros vecinos por esta materia.
El Senado argentino ha estado muy activo apoyando las pretensiones del Ejecutivo argentino. Sin embargo, el Senado chileno brilla por su ausencia y ha carecido de iniciativa. Habiendo podido salir apoyando o defendiendo los intereses chilenos ante la arremetida argentina, nuestro Senado ha preferido involucrase en la controversia por el cierre de embajadas. Los chilenos seguimos esperando una declaración o acuerdo político reafirmando los derechos soberanos chilenos en el Mar Austral y Antártica y condenando las pretensiones argentinas.
Lamentablemente, aún existen personas que creen que la mejor estrategia es bajarle el perfil a la controversia y ser condescendientes con los vecinos. Las relaciones de profunda amistad que nos unen, no implican un impedimento u obstáculo para alzar la voz con firmeza y vigor ante la incursión argentina.
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