El fallo del Tribunal Internacional de La Haya fue contundente, de eso no cabe duda. Como tampoco titubeamos al mantener una postura en Derecho pese a las provocaciones del Mandatario boliviano Evo Morales durante todo este proceso en que Chile fue llevado a una instancia internacional por un diferendo de artificio.
Y así se nos ratificó por parte de la Corte, se trata al final de una demanda que es más personalista y electoral que verdadera causa para salir del “enclaustramiento” como sigue acusando el Presidente que al ver fracasada su campaña interna utilizando a Chile.
El Mandatario en su defensa recalca que si bien “no hay obligación a negociar, hay una invocación a seguir con el diálogo”, pese a que La Corte no dio asidero a ninguno de los argumentos paceños respecto de alguna obligación chilena.
Pues bien, aquel diálogo que insiste en invocar Morales - pese a su derrota - es la extensión de la actitud chilena en los últimos años, quien cortó aquella instancia fue precisamente Palacio Quemado al renegar de la llamada Agenda de Trece Puntos promovida por gobiernos anteriores con tal de afianzar el entendimiento. Chile no ha variado su postura.
Se cayó el castillo de naipes creado por Morales con un propósito cortoplacista. Nuestro país debe ponerse a trabajar para recuperar el tiempo perdido en la relación entre los pueblos y fuerzas vivas que representan.
Así se lo propuse al Presidente Sebastián Piñera en el encuentro que tuvimos en la Moneda ad portas de esta sentencia. Como parlamentario de Relaciones Exteriores siempre he estado disponible para el trabajo conjunto bilateral y así se ha entendido entre ambos países, hemos seguido trabajando a nivel parlamentario, porque de ello habla la visión de Estado y colaboradora a través de la cual nuestro país ha mostrado unidad.
Por ello, más que triunfalismo, lo que corresponde en coherencia es impulsar a la brevedad la implementación de una estrategia proactiva directamente con el pueblo boliviano, y saludo entonces que esta postura esté tomando la fuerza necesaria para marcar una nueva etapa de relaciones con nuestros vecinos.
Bolivia sabe que no tenemos ninguna obligación de negociar y menos cuando se plantee soberanía de por medio.
Después de este fallo, donde se establece muy claramente el punto de vista del Derecho Internacional respecto que no hay en juego ni soberanía ni obligación de por medio, lo que tenemos que impulsar es una agenda conjunta de entendimiento con el pueblo boliviano, es con ellos que tenemos la relación permanente y no con el gobernante de turno.
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