Durante agosto, mes de la Solidaridad, invitamos a los chilenos y chilenas, especialmente a los jóvenes, a descubrir que pueden ser más felices entregándose y vinculándose a los demás, que a través del consumo.
La solidaridad, es una forma concreta de responder a ese amor gratuito, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien de todos y cada uno. No es cómoda, nos urge a salir, a encontrarnos con otros, a ponernos primero en actitud de salida y luego de encuentro. En ella podemos ver que construir vínculos saludables con quienes nos rodean produce felicidad.
La sociedad actual nos dice que la plenitud se logra teniendo cosas, comprando. Pero el consumo nunca es suficiente, siempre se necesita algo nuevo para sentirte gratificado. En cambio, la felicidad que nos entregan las experiencias de compartir se recuerda toda la vida.
La solidaridad puede ponerse en práctica con pequeñas actitudes de vida. Por eso este Mes de la Solidaridad lleva el lema la “felicidad se recibe cuando te das”.
Queremos invitar a reconocer y valorar la felicidad que brota del corazón de quien vive el amor gratuito, una felicidad que se vive compartiéndola y que se comparte al vivirla, ya que su esencia es relacional. En nuestra convivencia social necesitamos superar tantas viejas y nuevas distancias.
El Señor Jesús y San Alberto Hurtado nos animan para hacer nuestro mundo mejor. Haciendo mías las palabras de San Alberto, feliz quien descubre sus posibilidades de dar, aprenderá por su propia experiencia que hay más alegría en dar que en recibir.
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