En esta época de fines de año, ya se siente un ambiente de festejo, pero también de preocupación por conseguir los regalos y celebraciones con los que queremos demostrar cariño y atención hacia el otro. Sin embargo, estas fechas más allá de ser un importante hito para las ventas del comercio, son también una oportunidad para reflexionar y acercarnos a quienes más lo requieren.
Afortunadamente, la necesidad de velar por el bien común se ha transformado en una favorable tendencia que va en aumento, siendo impulsada por el grupo más joven dentro de la fuerza de trabajo: los millennials.
Así lo demuestra el Millennial Impact Report, desarrollado por Achieve by The Case Foundation y dado a conocer por Forbes a fines de septiembre, asegurando que esta generación ha aumentado su interés en la filantropía, tanto en cantidad como en intensidad al comparar el primer trimestre de 2017 con el mismo periodo de 2016.
Dato que apoya la tendencia sobre la cual la revista especializada en negocios ya había comentado en julio de este año, haciendo hincapié en cómo los millennials están liderando una revolución en los esfuerzos de voluntariado corporativo.
En nuestro país, cada vez son más las empresas que se unen al trabajo del voluntariado y que en estas celebraciones de fin de año cobra mayor relevancia, puesto que su principal aspecto diferenciador ante otras formas de ayuda es que el voluntariado corporativo se realiza en horas laborales, potenciando así importantes aspectos como, un buen clima de trabajo al interior de las organizaciones, el fomento de habilidades de liderazgo y el fortalecimiento del sentido de equipo y de integración con la empresa, teniendo como resultado un aumento en la productividad.
Y no sólo eso, tanto los trabajadores como las compañías se convierten en buenos vecinos, preocupados de su entorno y de las personas. Sin duda un círculo virtuoso que debemos seguir potenciando.
Según la última Encuesta Nacional de Voluntariado, realizada por la Fundación Trascender y GFK Adimark, sólo un 12% de la población del país realiza acciones de voluntariado, cifra que se ha mantenido relativamente estable desde el año 2009. Pese a esto, el 70% de los encuestados manifestó que este tipo de ayuda a otros es mejor que donar dinero.
Con estas cifras sobre la mesa, tenemos el gran desafío de concretar sinergias entre el mundo privado y las necesidades de las comunidades, ya que hoy las organizaciones han comprendido que estos programas son una oportunidad real para generar y fortalecer los lazos dentro de ellas mismas, para ser canalizados en una ayuda real.
Como lo que estamos viviendo estos días, en los que miles de personas reciben la posibilidad de pasar unas fiestas en compañía y con el mejor regalo de todos, la oportunidad de ayudar a otros.
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