Semáforos nocturnos

Hace pocos días el Gobierno anunció la implementación de ciclos nocturnos en los semáforos de la Región Metropolitana, acortándolos entre 10 y 20 segundos en promedio. El objetivo era reducir la probabilidad que los conductores fuesen víctimas de un delito.

¿Cuáles son los beneficios de esta medida? ¿Cuáles son los costos? ¿Qué pasa con los peatones?

En primer lugar, una medida como ésta tendrá como beneficio la reducción de la percepción del riesgo, como consecuencia de una menor espera en el semáforo. No es tan claro que exista una efectividad real en la disminución de los delitos, sin embargo, eso deberá ser materia de un análisis ex post.

Desde el punto de vista de transporte, los cambios en el consumo de recursos (tiempo, combustible, etc.) no debieran ser significativos, por las razones que se explican a continuación.

Asumiendo que la mayoría de los cruces estuvieran operando en el óptimo, es decir, el ciclo que minimiza el consumo de recursos, una reducción de hasta un 25% no genera cambios significativos en este consumo.

Por ejemplo, un semáforo que tiene un ciclo de 60 segundos como óptimo, podría disminuirse en 15 segundos, sin cambiar mayormente el consumo de recursos. La reducción considerada por la autoridad estaría dentro del rango señalado (25%), sin impactar mayormente el consumo. 

¿Qué pasa con los peatones? Para optimizar las programaciones de un semáforo, es necesario incluir el verde mínimo de cada fase, el verde más bajo que podría tener una fase, lo que se calcula a partir de la velocidad de cruce de los peatones. En este caso, es importante que la autoridad pueda calcular esta velocidad de cruce a partir de los usuarios más vulnerables (niños, tercera edad, capacidades diferentes), entendiendo que buscamos tener una ciudad más inclusiva.

Una de las alternativas que se ha planteado a este proyecto, es dejar los semáforos con luces amarillas y rojas parpadeantes. El problema de esa medida sería para los peatones, ya que dificultaría el cruce en estas intersecciones. Por lo tanto, si queremos una ciudad sustentable, tenemos que pensar adecuadamente en peatones y biciclos.

La conclusión general es que la reducción del ciclo nocturno es una buena iniciativa del Gobierno, que va a disminuir la percepción del riesgo y que su impacto en el transporte será marginal.

En ningún caso debiera cambiarse por alternativas que no sean inclusivas para el peatón.

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