Reforzar la vida comunitaria para detener el deterioro de la vida en común

La vida en común, como espacio natural de las personas, en sus barrios, comunidades, en condominios, tiene una seria fatiga de material. El hábitat vertical, que no es algo novedoso sino más bien persiste y se hace cada vez más cotidiano en el ambiente, debido al aumento de los valores del suelo y la falta de este en espacios centrales de las ciudades.

Si bien desde fines de los años '30 tenemos una normativa que acompaña este tipo de construcciones, en la actualidad contamos con la nueva ley de Copropiedad Inmobiliaria (N° 21.442) que en el ministerio nos trae nuevos desafíos, incluyendo la planificación y una adecuada administración como novedad de la ley y vínculos desde nuestra institución, además busca fijar estándares que ayuden y aporten a mejorar la calidad de vida de quienes habitan en este tipo de construcciones a lo largo del país y que, justamente desde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, seguimos construyendo a través del Plan de Emergencia Habitacional que, a la fecha, se ha materializado en un significativo 52% bajo el régimen de copropiedad.

Una de las líneas de trabajo que seguimos profundizando desde la labor ministerial es la capacitación para las y los habitantes de condominios, una tarea para nada sencilla entendiendo que es muy complejo ponernos de acuerdo con todas y todos quienes compartimos el hábitat en el que los acuerdos que se generan deben ser asumidos por toda la comunidad. Además de llevar a la práctica cotidiana los diversos aspectos de la ley, debe existir aporte de las instituciones públicas para que esto se realice.

En la copropiedad, hoy existen por lo menos tres fenómenos transversales al quehacer desde la función pública, en que la expansión del número de copropiedades (condominios) como el primer fenómeno, seguirá aumentando, no solo a través de la construcción desde el Minvu, sino como parte del desarrollo y expansión de las ciudades, siendo en la actualidad cuatro regiones las que concentran el 82% de los condominios a lo largo del país(1). Las exigencias normativas son tanto para los habitantes y a su vez para las instituciones públicas, que debemos volcar todo tipo de esfuerzos para apoyar el adecuado abordaje de las diversas situaciones que se presentan en el diario vivir de las personas. Ello es, y debe mantenerse, como un ámbito de acción permanente de las instituciones.

Segundo, la complejización juega un papel importante en todo esto, lo diverso en la producción inmobiliaria, las ofertas del mercado que diversifican tanto la ocupación como el uso de las unidades que se construyen y se proyectan a futuro. Y las nuevas dinámicas que están imbricadas en los fenómenos ya mencionados son un factor importante en la necesidad que día a día nos presentan las comunidades. Lo vemos en el diálogo permanente a través de cada uno de los talleres ciudadanos que realizamos, pero también se manifiestan a través de las consultas ciudadanas que respondemos a diario como institución, y que comparativamente representan una mayor cantidad respecto de otros temas que atendemos(2).

Todo esto, debiera convocarnos a reforzar equipos que puedan asumir y responder a las necesidades que se abordan desde la administración de condominios, la implementación de la ley, los espacios de capacitación y formativos para las personas. En ese mismo sentido, estamos profundizando el trabajo con los municipios, los talleres de capacitación para quienes habitan en condominios, y contar con las posibilidades técnicas, de despliegue en los diversos lugares que se requiere y se necesita para mejorar la calidad de vida de las personas. Para evitar que siga avanzando el deterioro de la vida en común, que se expresa en la falta de herramientas de sus habitantes, en la obsolescencia de las construcciones, es vital el acompañamiento de las instituciones. Para mejorar su vida y sus espacios comunes, pasar desde copropiedades sin órganos ni herramientas de administración hacia copropiedades organizadas y con las herramientas necesarias para una adecuada administración. Utilicemos las oportunidades que tenemos y reactivemos los lazos comunitarios para generar comunidades más seguras y con mayor armonía.

(1) Según datos internos
(2) Según datos del Sistema Integrado de Atención a la Ciudadanía (SIAC) del Minvu

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