En tiempos en que las aguas están revueltas en nuestro país intentando superar la peor crisis social y política de las últimas tres décadas, le hace bien a Chile tener instancias para dialogar sobre ciencia, tecnología, conocimiento e innovación en el marco de la décima versión del Congreso del Futuro.
Este evento es una tremenda oportunidad y una gran fuente de inspiración para miles de jóvenes en todo el país y abre una ventana para transformar a Chile, aunque sea por unos días, en una verdadera capital mundial y del conocimiento, investigación e innovación.
Valoro el debate inmediato que cada año genera el Congreso del Futuro respecto de la urgente necesidad de transformarnos en una sociedad con más y mejor ciencia y tecnología, e ideas que permitan construir el país que queremos y necesitamos, en base al conocimiento e innovación.
El conocimiento es lo único que nos va a permitir enfrentarnos a grandes desafíos y alcanzar el desarrollo y el mayor bienestar de la sociedad en su conjunto. Estos desafíos a nivel mundial son la globalización y la relación entre humanos y máquinas; la Inteligencia Artificial; la automatización; la ciberseguridad y el cambio climático que ya en varias regiones de la zona norte y centro de Chile está haciendo estragos.
Es lamentable la mega sequía que vivimos, la peor desde que se tienen registros y tristemente la más perjudicada es la región que represento.
El Congreso del Futuro puede ser también un gran espacio de retroalimentación para avanzar en ciberseguridad, porque necesitamos proteger nuestra información y procesos, que hoy están fuertemente digitalizados.
Esta data está cada día más expuesta a los criminales digitales y lo más delicado es que nosotros mismos estamos entregando datos valiosos, muchas veces por desconocimiento y falta de cultura al respecto. Solo para poner en perspectiva, hoy se paga más por un reporte de salud que por información financiera de una persona.
En este contexto, la innovación puede ser un importante aliado. Necesitamos que nuestro país aumente de forma drástica su presupuesto en I+D, que hoy alcanza solo al 0,4%, muy lejos del 2,38% que en promedio invierten los países OCDE.
Dado lo anterior, tenemos un largo camino por recorrer, pero sin duda, instancias como el Congreso del Futuro, donde el solo hecho de estar con los más destacados expertos mundiales en materia de ciencias y humanidades, puede pavimentar el camino hacia es ambiciosa cruzada de situarnos finalmente en las grandes ligas del desarrollo sostenible.
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