El poder se hace líquido
Sergio Canals
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Los sucesos de hoy en Ucrania y Venezuela, permiten una pequeña reflexión sobre el ejercicio del poder, generalmente asociado en estos tiempos, como en el caso de los presidentes Putin y Maduro, a la violencia real o simbólica a través de lo económico, la destrucción de los derechos y libertades públicas y la amenaza o el uso de las armas.
El poder como potencia, como poderío o capacidad de lograr el dominio o la transformación de las personas en la realidad socio cultural globalizada de hoy, fluye de forma líquida y en permanente cambio de forma, acentuando las diferencias y las desigualdades.
El poder no se destruye, sólo se transforma encarnado generalmente en la ambición y los poderosos a los que hoy se admiran sin consideración, menospreciando a los excluidos y a los débiles, aunque ahora son éstos los que pueden mostrar variados éxitos en su lucha a través del activismo ciudadano masivo y su ejercicio del desplazamiento del poder a la calle.
Zygmunt Bauman enfatiza que la potencia y el poder son asimétricos. De esta manera plantea, así como la naturaleza no soporta el vacío, el poder no soporta la simetría
el poder divide y opone
suprime la simetría, la reciprocidad y la igualdad.
Más aún, argumenta que el poder como estación de servicio de la razón, razón que lo produce y lo mantiene, implica muchas veces que al obedecerlo se dejen de obedecer a las exigencias de la moral.
Se hace eco críticamente de Nietzsche, que en su libro
El Anticristo y no duda en expresar,¿qué es lo bueno? todo lo que eleva el sentimiento de poder
¿Qué es malo? Todo lo que procede de la debilidad
Los débiles y los malogrados deben perecer
¿Qué es lo dañino? La compasión activa con todos los malogrados y los débiles.
Por su parte, Michel Foucault, estudió el ejercicio del poder, en términos de las relaciones en forma de campos (o redes) de fuerzas en desequilibrio y dinámicos, generados por las conductas capaces de afectar a las personas sobre las que se ejerce (como las herramientas disciplinarias o la gestión del control), y las de resistencia a las anteriores.
Para este autor,
el poder pasa a través de dominados y dominantes; el poder, no es una propiedad, es una estrategia; no se posee, se ejerce; poder y saber son dominios de distinta naturaleza, pero interactúan y por último, el poder por esencia, no es represivo, es productivo.
No cabe duda que muchas de estas visiones del poder relacionadas a su potencia deshumanizadora, no consideran un liderazgo relacionado a los tres poderes sabios: el espiritual, el moral y el del amor, que encarnados en el servicio dirigido al bien común y la verdad, sí logran desplegar la humanidad de todos por igual.
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