Este año vivido en pandemia nos ha llevado a valorar aspectos de nuestras vidas que a veces pasamos por alto. En el ministerio de Vivienda y Urbanismo hemos tenido varias instancias de dialogo con dirigentes vecinales, funcionarios y actores relevantes del sector, y uno de los temas que más se ha repetido, además de anhelar ciudades más inclusivas, es la Construcción Sustentable.Cada vez más, vamos tomando conciencia de la importancia de integrar la sustentabilidad en nuestras acciones y procesos.
Esta conciencia colectiva por el medio ambiente, nos ha impulsado a buscar alianzas con otros estamentos gubernamentales y de la sociedad civil.
Hemos creado comisiones regionales, tendientes a mejorar aspectos claves como aportar en entregar líneas de acción en un marco que regule y oriente las construcciones futuras que se levantarán.
Nos hemos dado cuenta que es un tremendo aporte en el desarrollo integral de las ciudades y cómo debemos seguir avanzando en esta materia para un mejor porvenir, pero sobre todas las cosas, respetando el medio ambiente y procurando que el consumo de los recursos naturales sea necesariamente más responsable.
De esta forma lograremos una región, y un país, que se desarrolle en armonía con el entorno.
Sin destruir, y siendo capaz de utilizar los recursos naturales con acceso equitativo a las áreas verdes y parques urbanos, generando mejores oportunidades de innovación, como, por ejemplo, en eficiencia energética para las viviendas sociales y sede sociales, incorporando sistemas fotovoltaicos que ahorran hasta en un 70 por ciento los gastos de servicios básicos mensuales, lo que hoy es una ayuda considerable y destacable en los barrios más vulnerables de nuestra región y en los cuales ya hemos implementado gracias al Programa Quiero Mi Barrio.
Construir una ciudad con una mejor calidad de vida, considerando el cambio climático, la eficiencia energética, la preocupación por la adecuada utilización de las aguas, la reducción de las emisiones de carbono, es una tarea que debemos trabajar entre todos. Porque para generar una ciudad del futuro que sea sustentable y más eficaz en términos ambientales, pero a la vez más justa e integrada socialmente nadie pueda faltar.
Esta conciencia colectiva ha generado en países europeos una disminución exponencial del consumo energético entre un 30 a un 60 por ciento, sin aumentar sus costos de producción.
Pero esta tarea no es algo que recaiga exclusivamente en los entes públicos, porque para producir realmente un cambio se requiere tomar conciencia transversalmente, como sociedad, corrigiendo la forma en que utilizamos los recursos naturales de manera equitativa, sin sobre explotarlos, teniendo siempre presente que vendrán otros después de nosotros.
Si bien hay vaticinios poco alentadores, creemos que aún hay tiempo, aunque no mucho, de remediar y ordenar lo que por años no hemos hecho bien, y empezar a entender que el desarrollo económico y sustentabilidad no son conceptos antagónicos. El conocimiento y nuevas prácticas hacen posible que hoy se pueda reducir de manera significativa el consumo energético, por lo que es una tremenda oportunidad para el sector inmobiliario y de la construcción en nuestro país. Aún tenemos tiempo y debemos avanzar con firmeza, pero debemos hacerlo juntos.
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